Hoy día 1 de enero se cumplen 29 años de la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, actual Comunidad Europea y de la entrada en vigor del IVA. En estos 29 años, los fondos de cohesión y los planes de reparto de Europa han dotado a España de una gran cantidad de infraestructuras que eran inimaginables cuando en aquel año 86, disfrutábamos ante la pantalla de la 1 de TVE (no existían aún las autonómicas ni privadas).
El impacto en los primeros cinco años de la adhesión a la Comunidad Europea fueron excelentes y aunque el déficit comercial fue acusado, el PIB español logró crecer a un ritmo del 5 por ciento, dos puntos por encima de la media europea.
El IVA como tal, no fue un impuesto nuevo, fue un impuesto de sustitución sobre otros que existían en nuestro ordenamiento tributario y todas las negativas que se plantearon en la entrada, se superaron ampliamente. Gran trabajo de los estadistas europeos del momento, aunque en la actualidad, la UE se cuestiona a cada paso que da, pero muchos países, siguen confiando en las virtudes y ventajas de una unión monetaria europea. Lástima que esta unión no avance también en las políticas fiscales conjuntas con el objetivo de eliminar los desiquilibrios que aún tenemos en Europa.
En el año 2012, el IVA en España subió. El tipo general pasó del 18% al 21%, mientras que el reducido, que es el que pagan la mayor parte de los servicios de hostelería, transportes, productos sanitarios y de alimentación, subió del 8 al 10%. El superreducido, que grava prensa, medicamentos o comida no elaborada, se mantuvo en el 4%.